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miércoles, 4 de mayo de 2022

Decálogo arbitrario para aspirantes a escritores. Emilio Alberto Restrepo B.

  DECÁLOGO ARBITRARIO PARA ASPIRANTES A ESCRITORES


Por Emilio Alberto Restrepo*

A raíz de una conversación que sostuvimos, motivada por la publicación de la colección de decálogos y consejos de escritores que a manera de listas he venido guardando con los años y recopilada en mis blogs, algunos muchachos me lanzaron la inquietud: ¿Qué tan valiosos eran los famosos decálogos para escritores, hasta dónde servían, qué tan válido era apegarse a ellos como si se trataran, de unas «tablas de la ley»?

Estábamos con unos estudiantes en la Parada Literaria Juvenil que se realizó en Medellín, algunos eran de bachillerato, otros universitarios, y había alguno que otro veterano matando el tiempo mientras cumplía una cita. Pero el reto, al mismo tiempo conclusión, fue claro: cada cual debía regirse por sus propias normas, cada uno debía decantar su propio código, cada cual tenía que reinventarse a sí mismo; total, nadie iba a responder por uno.

Entonces nos pusimos el ejercicio de diseñar cada uno su propio «manual de instrucciones», su propia lista y para efectos metodológicos, se sugerían 10 puntos, para asuntos de orden y concisión. Acá cumplo con mi tarea. Trato de creer en esos principios, no sé si dentro de unos días piense lo mismo, pero ahí vamos.

1. Mira el mundo, escúchalo, huélelo: en todo lo que pasa alrededor, hay una historia potencial gritando por ser descubierta, contada o tergiversada. Si quieres ser escritor, no pierdas ninguna oportunidad. Si no la ves, invéntala, de todas formas allí está.

2. Toma apuntes, la memoria es frágil. Para hacerlo, carga una libreta, una agenda, una grabadora de periodista. Si no lo haces, más de la mitad de las cosas que hoy te llaman la atención, mañana se volverán polvo de olvido. Si lo haces, siempre podrás volver sobre el apunte y tarde o temprano te servirá para elaborar un texto, para cubrir un espacio, para resolver una situación o para tomar una pequeña venganza.

3. Escribe, escribe, escribe. Lo que sea; ojalá con método e intención, pero si no, con intuición y anarquía. Muchas veces de estos últimos intentos, al escarbar se encuentra un diamante dentro de la basura.

4. Durante las épocas de sequía creativa, los mejores recursos para escamparse son: el cine, ver todas las películas posibles, sobre todo las clásicas, basadas en guiones poderosos llenos de historias vigorosas e imaginativas sin sobrecarga de efectos especiales; leer y leer, tratando de entender las costuras con que los maestros hicieron obras memorables y los no tan brillantes desaprovecharon buenas ideas; vivir, amar, pensar, hacer ejercicio y no auto-compadecerse, lamentándose de estar viviendo el cacareado «síndrome de la página en blanco».

5. No tengas miedos ni temores: puedes ser fiel retratista de la realidad, o combinar la ficción con sucesos reales, o inventarte una situación alternativa jugando un poco a ser un dios imperfecto. Es una cuestión de gustos personales. En literatura, más que en otras áreas, es cierto aquello de «piensa mal y acertarás». No le tengas miedo a la mentira, a la distorsión, al chisme, al mal pensamiento, a la calumnia… Siempre un nombre podrá ser cambiado, siempre podrás jurar en falso, siempre te podrás retractar o no, siempre podrás pedir disculpas. Lo importante es escribir. El infierno se encargará del resto.



6. Corrige, corrige, corrige. En caliente o en frío. Castiga los adjetivos, los adverbios y los adornos innecesarios o excesivos. Usa el buscador del computador para las palabras repetidas muchas veces. Pisa con cuidado la delgada línea de la gramática y la ortografía, que castigan con rigor los textos, a pesar de su calidad literaria.

7. Si puedes, busca un buen Taller de Escritores. Los genios silvestres que nacen y se hacen por generación espontánea son muy escasos, unas pocas decenas por siglo. Lo importante en ellos es el profesor, alguien con experiencia que genere confianza en el alumno y le refuerce la técnica para superar las debilidades, estimulando las virtudes individuales de cada uno. Hay que ir con la mente abierta y la autoestima en su punto, pues en los buenos talleres, son más las críticas que los halagos, las reprimendas que los aplausos, las deserciones que la continuidad. Sólo los obstinados, que casi siempre son los que persisten y van haciendo obra, sobreviven a las tormentas —y tormentos— del ego.

8. Detecta los concursos honestos y que se adapten a tu obra. No escribas para ellos, pero si puedes, participa con intenciones de ganar. Si no ganas, te debes blindar para que no importe y de todas formas seguir escribiendo. Son más los que se pierden, siempre saldrán nuevas convocatorias y nadie ha podido entender lo que pasa por la cabeza de los jurados. Es un completo azar, y ganar puede servir, pero perder no descalifica ni debe acabar con la motivación de un escritor. Si ganas, hay publicación, dinero y reconocimiento. Un premio te puede resucitar la obra anterior y generar un nuevo interés en potenciales lectores y editores.

9. Las ideas no son de nadie, el conocimiento es universal, la cultura está globalizada. Pero cuidado, el plagio es un pecado, mortal e inadmisible. Todo es susceptible de servir de inspiración, una buena canción, una mala película, una historia coja, un poema memorable. Todo admite continuaciones, variantes, segundas miradas, terceras opiniones, otras perspectivas. En literatura no hay cadáveres definitivos ni hornos crematorios que destruyan los rastros. Todo es cuestión de respeto, lenguaje y perspectiva. Lo importante es el estilo, el sello personal, ese aire individual que hace la diferencia.

10. No te creas el cuento de la fama, que es evanescente y pasajera, pero tiene el peligro de ser adictiva y enceguecedora. No niegues un consejo a tiempo a quien lo necesita y te mira con ansiedad; no eludas ni pospongas una buena conversación y aunque pienses que te están succionando tus trucos, considéralo un halago. No te marees con el éxito ni con el fracaso. Los libros están ahí, alguien los valora y otros los desprecian, pero a la mayoría les son indiferentes. Comparte con generosidad tus memorias, tus archivos, tus colecciones, incluso a los que han sido mezquinos contigo. Así estás sembrando un camino de recompensas, de ideas. O de rechazo y traición, tampoco importa mucho. En el fondo se trata de vivir, de sentir. El resto vale menos. Y recuerda que al final todos vamos a terminar en poder de los gusanos.

CODA. Recomendación final: Lee todos los decálogos, escucha y repasa todos los consejos, reflexiona sobre lo que han dicho otros más viejos o más sabios o más exitosos. Por lo menos te divertirás haciéndolo, aunque no cuentes con volverte un portento genial por hacerlo. Pero no creas en todo lo que dicen, no hay fórmulas mágicas. Cada uno se rasca su propio trasero como puede. Al final, eres el único que responde, nadie te va a dar la mano si no funciona. Con decálogo o sin él, ten en cuenta que los libros se defienden o se hunden solos, el tiempo no perdona y una moda siempre desplaza a otra.


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El presente texto hace parte del libro «20 escritores colombianos nos revelan sus secretos de creación», publicado por Editorial libros para pensar, en diciembre de 2020. www.librosparapensar.com Correo-e: edicion@librosparapensar.com

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* Emilio Alberto Restrepo. Médico, especialista en Gineco-obstetricia y en Laparoscopia Ginecológica (Universidad Pontificia Bolivariana, Universidad de Antioquia, CES, Respectivamente). Profesor, conferencista de su especialidad. Autor de cerca de 20 artículos médicos. Ha sido colaborador de los periódicos la hoja, cambio, el mundo, y Momento Médico, Universo Centro. Tiene publicados los libros «textos para pervertir a la juventud», ganador de un concurso de poesía en la Universidad de Antioquia (dos ediciones) y la novela «Los círculos perpetuos», finalista en el concurso de novela breve «Álvaro Cepeda Samudio» (cuatro ediciones). Ganador de la III convocatoria de proyectos culturales del Municipio de Medellín con la novela «El pabellón de la mandrágora», (2 ediciones). Actualmente circulan sus novelas «La milonga del bandido» y «Qué me queda de ti sino el olvido», 2da edición, ganadora del concurso de novela talentos ciudad de Envigado, 2008. Actualmente circula su novela «Crónica de un proceso» publicada por la Universidad CES. En 2012, ediciones b publicó un libro con 2 novelas cortas de género negro: «Después de Isabel, el infierno» y «¿Alguien ha visto el entierro de un chino?» En 2013 publicó «De cómo les creció el cuello a las jirafas». Este libro fue seleccionado por Uranito Ediciones de Argentina para su publicación, en una convocatoria internacional que pretendía lanzar textos novedosos en la colección «Pequeños Lectores», dirigido a un público infantil. Fue distribuido en toda América Latina. Ganador en 2016 de las becas de presupuesto participativo del Municipio de Medellín, con su colección de cuentos Gamberros S.A. que recoge una colección de historias de pícaros, pillos y malevos. Con la Editorial UPB ha publicado desde 2015 4 novelas de su personaje, el detective Joaquín Tornado. En 2018 publicó su novela «Y nos robaron la clínica», con Sílaba editores. Su más reciente novela es "Medicina bajo sospecha", publicada en 2022 por la editorial CES. 

Blogs: www.emiliorestrepo.blogspot.comwww.decalogosliterarios.blogspot.com

Serie de YouTube Consejos a un joven colega.

Cuentos Leídos por el autor: https://emiliorestrepo.blogspot.com/2015/06/cuentos-leidos.html

Twitter: @emilioarestrepo

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