Hace poco tuvimos una discusión en el taller de creación literaria, sobre si era válido reescribir los textos. Unos afirmaban que había que leer los clásicos en el lenguaje en que fueron escritos. Otros, por el contrario, decían que era muy complejo leer textos que fueron escritos cuando la lengua era diferente.
Así fue como tocamos el tema de Cervantes. En su época la letra "h" se escribía con "f". Leer acerca de la fermosura de dulcinea debe ser complejo en nuestro tiempo. Por eso se ha ido transformando el texto para que podamos acceder a él.
En esta entrada quiero invitarlos a releer nuevamente El Ingenioso Hidalgo don Quijote de la Mancha, del genial Miguel de Cervantes Saavedra, en una versión de Andrés Trapiello, un estudioso que se tomó el trabajo de reescribir la obra en un castellano más moderno, conservando los dichos y refranes, pero aboliendo algunos arcaísmos que hacían difícil su lectura.
De todas las versiones que he leído de El Quijote, esta me ha parecido la mejor, porque permite una lectura más fluida. Sé que algunos puristas del lenguaje no estarán de acuerdo, pero en mi humilde concepto, el valor de esta versión es que permitirá al ciudadano común leerse la obra "más famosa de la literatura española". Creo que estas comillas dejan muy claro lo que pretendo decir. Muchos dicen conocer la obra de Cervantes, pero pocos, muy pocos, han leído en realidad su más aclamada obra. Podría aventurarme a decir que de todos los profesores de lengua castellana que tuve en mi colegio solo uno de ellos había leído el quijote. El resto, al menos diez de ellos si acaso habrían visto la película.
Si quieren descargar la versión que les mencióné solo hagan clic acá.
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