SALOMÓN Y AZRAEL[1]
Yalal
ad-Din Muhammad -
Rumi (1207-1273)
Un hombre vino muy
temprano a presentarse en el palacio del profeta Salomón, con el rostro pálido
y los labios descoloridos.
Salomón le preguntó:
—¿Por qué estás en
ese estado?
Y el hombre le
respondió:
—Azrael, el ángel de
la muerte, me ha dirigido una mirada impresionante, llena de cólera. ¡Manda al
viento, por favor te lo suplico, que me lleve a la India para poner a salvo mi
cuerpo y mi alma!
Salomón mandó, pues,
al viento que hiciera lo que pedía el hombre. Y, al día siguiente, el profeta
preguntó a Azrael:
—¿Por qué has echado
una mirada tan inquietante a ese hombre, que es un fiel? Le has causado tanto
miedo que ha abandonado su patria.
Azrael respondió:
—Ha interpretado mal
mi mirada. No lo miré con cólera, sino con asombro. Dios, en efecto, me había
ordenado que fuese a tomar su vida en la India, y me dije: ¿Cómo podría, a
menos que tuviese alas, trasladarse a la India?
FIN
_____________________
El anterior cuento fue leído y analizado en una de las sesiones del taller de Crea-Acción literaria y se propuso el siguiente ejercicio:
Responder.
·
¿Qué sucede en el cuento?
·
¿Quién es el narrador?
·
¿Cuántos los personajes hay? ¿Cuáles?
·
¿Cuántas acciones narrativas hay en el cuento?
·
¿A quién le ocurre la historia?
·
¿Dónde ocurre el cuento?
·
¿Cuándo ocurre la historia?
·
¿Cuánto tiempo transcurre en la historia
Como puede verse, en muchos de los cuentos, cuando están bien escritos, el autor imprime algunas claves que no se dicen, pero se muestran. Por ejemplo, no es necesario establecer la época o el lugar, pero se manipula la mente del lector para que se haga una idea de lo que el escritor quiere.
Adicionalmente, esta historia tiene muchas versiones. Conozco al menos 17 de ellas. A continuación, comparto dos:
Lecturas adicionales
EL GESTO DE LA MUERTE[2]
Jean Cocteau (1889-1963)
Un joven jardinero
persa dice a su príncipe:
—¡Sálvame! Encontré
a la Muerte esta mañana. Me hizo un gesto de amenaza. Esta noche, por milagro,
quisiera estar en Ispahán.
El bondadoso
príncipe le presta sus caballos. Por la tarde, el príncipe encuentra a la
Muerte y le pregunta:
—Esta mañana ¿por
qué hiciste a nuestro jardinero un gesto de amenaza?
—No fue un gesto de
amenaza —le responde— sino un gesto de sorpresa. Pues lo veía lejos de Ispahán
esta mañana y debo tomarlo esta noche en Ispahán.
FIN
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LA MUERTE EN SAMARRA[3]
Gabriel García Márquez (1927-2014)
El
criado llega aterrorizado a casa de su amo.
—Señor
—dice—, he visto a la Muerte en el mercado y me ha hecho una señal de amenaza.
El
amo le da un caballo y dinero, y le dice:
—Huye
a Samarra.
El
criado huye. Esa tarde, temprano, el señor se encuentra a la Muerte en el
mercado.
—Esta
mañana le hiciste a mi criado una señal de amenaza —dice.
—No
era de amenaza —responde la Muerte—, sino de sorpresa. Porque lo veía ahí, tan
lejos de Samarra, y esta misma tarde tengo que recogerlo allá.
FIN
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